1 de octubre de 2007

COMÍ UN PEDACITO de la muerta a la salida del templo
Y sobre la mesa sin migas pusieron suavemente
El mantel para la última cena a la que no asistiremos

Pusieron luz ahí donde había estado la muerta
Que ahora era sólo un hueco que acaso temblaba
Guardaron las flores que reían nerviosas

Y cuando el doctor firmó la sentencia, la ley
Ya se había cumplido bajo la tierra y en el cielo vacío

La muerta lloraba como llora la muerte

1 comentario:

Anónimo dijo...

Éste, no lo había conocido, aunque amado tal vez.
Es demasido bueno, chamánico, toca a la distancia, hiriente.
Y las flores, que ríen nerviosas, eso me llegó como un diente de campesina, inocente al fin.
Te pasaste, brother, eres de los grandotes.